La presidencia de guerra que le permitió ganar las elecciones le ha puesto ahora a la defensiva. Bush tiene esta noche una cita importante con los estadounidenses, dominados por el pesimismo con respecto a Irak. Su mensaje solemne, en hora de máxima audiencia y con motivo del aniversario del traspaso del poder al Gobierno provisional iraquí, se enfrenta a lo que cree ahora la mayoría: que la guerra no mereció la pena y que la actual política no sirve. Más de 1.700 soldados muertos y 12.000 heridos, además de la ración diaria de imágenes de coches bomba, son poderosos argumentos frente a los que el presidente reitera lo que ya ha dicho antes y que repitió en su último mensaje por radio: "La estrategia militar es derrotar a los terroristas y seguir ayudando a los iraquíes para que asuman sus responsabilidades en la defensa de la libertad. Entrenaremos a sus fuerzas de seguridad para que nuestras tropas puedan volver a casa con el honor que se merecen".
Pero el propio Bush admite que "la misión es difícil" y que hay por delante "una dura batalla". Hay importantes avances -la integración de los suníes en la elaboración de la Constitución y los contactos con líderes de la insurgencia, reconocidos por el secretario de Defensa- pero la violencia cotidiana sigue siendo muy elevada. Y a pesar de los progresos en la formación de soldados iraquíes, el optimismo de Bush choca con la realidad y los resultados son muy desiguales. La ansiedad ha llevado a varios demócratas y a algún republicano a pedir un calendario para la retirada de las tropas, algo tan peligroso como tentador.
Lo que ha cambiado -que es lo que se refleja en los sondeos- es que Irak ha entrado de lleno, ya sin el corsé electoral del año pasado, en la batalla política. Los demócratas tratan de salir del agujero en el que se encuentran -cinco años fuera de la Casa Blanca y 11 en minoría en el Congreso- y están en plena ofensiva, ya sea con el bloqueo de la reforma de las pensiones o con Irak. "Hay un problema de credibilidad entre la retórica de lo que los estadounidenses escuchan y la realidad de lo que ocurre", dijo la semana pasada en la Brookings Institution el senador Joseph Biden.
Para salir de la miseria de los sondeos y la presión demócrata, Bush, además de reiterar que EE UU estará más seguro si hay democracia en Irak y que la única opción es irse cuando haya menos riesgo de guerra civil, evocará lo que el general John Abizaid, responsable de las tropas, dijo al Congreso la semana pasada: la moral de los soldados es alta, en contraste con "la falta de confianza que hay entre los políticos de Washington".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de junio de 2005