Hemos llegado al punto de que por una parte la Fiscalía de Menores de Granada califica los episodios -suicidios y palizas varias, vamos- son "mínimos" y que -increíble- "no hay acoso escolar propiamente dicho" y por otra parte el fiscal general del Estado se pregunta cuántos adolescentes deberán suicidarse hasta que la Administración comience a asumir el problema. Contradicción pura.
Con estos responsables no podremos llegar a una solución. Hablan sin saber: sólo han pisado un centro público en alguna conferencia y sin alumnado real. Le invito a que visite un centro real (no uno de los que la Consejería tiene mimados para la foto) como profesor sustituto durante una semana, y que intente explicar cualquier asignatura.
Cuando empiece a ver el ambiente prebélico que se vive en las aulas, que incluye: matonismo, agresiones, intimidación al profesorado, drogas y pasotismo a raudales... quizás la próxima vez se calle antes de despreciar con sus declaraciones a todo este colectivo de profesores que venimos denunciando desde la imposición de la LOGSE que algo está fallando y que los niños no son precisamente los culpables. Yo me pregunto cuántas generaciones deben perderse hasta que se asuma que son demasiadas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de junio de 2005