Ante las informaciones publicadas en diferentes medios de comunicación acerca del tratamiento dado a la homosexualidad en el Colegio de Jesús de Madrid, como profesora del mismo, me gustaría realizar las siguientes puntualizaciones: sin pretender enseñar a nadie el oficio de periodista, creo que para dar cualquier noticia que pueda representar una acusación grave sobre la labor común de un colectivo amplio de profesionales, en este caso de la educación, es necesario contrastar las informaciones contando con más de una versión, para evitar perjudicar a muchos no beneficiando a nadie.
Como profesora de Biología de tercer curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria, ESO, me corresponde explicar el tema de la reproducción, y debo afirmar que durante los años que llevo en el centro, jamás se me ha dado una indicación sobre cómo debo impartirlo ni se me ha prohibido profundizar en punto alguno, gozando asimismo de total libertad para elegir los textos que me parecieran más convenientes.
Nuestra labor es de tanta responsabilidad que creo que el hecho de utilizarnos como arma arrojadiza entre diferentes opciones políticas, representadas por distintos medios de comunicación, lo único que consigue es hacer un daño terrible tanto a nuestros alumnos como a los padres que confían en nosotros.
Por todo ello, como profesional y como persona que ha vivido años en los que la intolerancia ideológica era lo habitual en todos los niveles educativos, pido tan sólo un poco de responsabilidad y sentido común, que como ya sabemos es el menos común de los sentidos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de junio de 2005