Seis millones de litros de agua para festejar la noche de San Juan en el famoso pueblo granadino de Lanjarón.
¿Es que se habían propuesto apagar todas las hogueras de San Juan desde Motril hasta Almería largándola Alpujarra abajo? Además, ¿no han pensado en los perjuicios que esta noticia va a ocasionar a la marca de agua en cuestión, los de Font Vella pueden ahora decir que el agua de Lanjarón esta para tirarla?
La alcaldía se escuda en la tradición popular que debe ser respetada. Las tradiciones son importantes, pero no deben ser algo tan inamovibles. Pondré un ejemplo: la Tomatina. Imagínense que un día todos los tomates del mundo crecen sin parar hasta tener el tamaño del museo del Prado ¿Qué pasaría con la tomatina? ¿qué ocurriría con esa tradición en la cual todo el pueblo se funde en una batalla campal a base de tomatazos? ¿alguien se atrevería a lanzar a un vecino un tomate de ocho mil kilos?
¿No hubiera sido mucho más bonito, ya que iban a una manifestación a Madrid una semana antes, repartir todos esos litros de agua por los pueblos de esa zona en honor a San Juan y a la familia tradicional ejemplar? Quiero recalcar que para nada soy partidista, todo lo contrario. El día que el fuego sea un bien escaso, criticaré a los que lo despilfarren y a cualquiera que se manifieste en Madrid en contra de los derechos de cualquier colectivo por minoritario que sea.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de julio de 2005