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OPINIÓN DEL LECTOR

Pobres viejos

Soy una jubilada, soltera, de 82 años. Desde los 5 años, o sea, hace 77, vivo en el Eixample de Barcelona. Al morir mis padres, subrogamos el piso en mi hermana mayor, también soltera. Durante todos estos años, he pagado las reformas de la comunidad, el ascensor, etcétera, y el administrador siempre me ha asegurado que no me preocupara porque, en mi caso, por edad y por el tiempo que llevaba viviendo aquí censada, no tendría problemas en caso de fallecer mi hermana, hecho que acaba de suceder.

De repente, sin previo aviso, me ha llegado una carta de desahucio, en ¡15 días!, que me ha sumido en el mayor desconcierto y agitación.

Quiero con esta carta manifestar mi indignación por los modos con que se trata a las personas mayores y pedir consejo para saber adónde puedo dirigirme para encontrar una solución a este caso, pues creo que debe haber alguna ley que contemple casos como el mío, atendiendo a mi edad, repito, y por los años trascurridos vividos en esta casa.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de julio de 2005