Enrique Múgica tomó posesión como defensor del pueblo, ayer en el Congreso, y pronunció un discurso en el que hizo "apasionadas reflexiones más ligadas a lo cordial y a lo personal que a los sistemas de trabajo a seguir". Tras un recordatorio de la conquista de las libertades democráticas habló de la paz de la que presumía el franquismo para decir: "No era esa ciertamente la paz que anhelábamos ni la que deseamos ahora. No deseábamos, ni deseamos, una paz a cualquier precio".
En otro momento, durante el acto presidido por el presidente del Congreso, Manuel Marín, habló de las víctimas del terrorismo y aseguró que "resulta vano y estéril introducir diferencias o manipulaciones interesadas y partidarias en el seno de entidades y colectivos ligados por un común y hondo sentimiento".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 1 de julio de 2005