Lo de decir no a todo está de moda: queremos a los delincuentes en las prisiones, pero que éstas no estén cerca de nuestra ciudad; queremos luz en casa, pero que las líneas eléctricas no pasen cerca de nuestra localidad, y somos conscientes de la necesidad de tener vertederos, pero lo más lejos posible.
Algunos olvidan que toda política requiere un compromiso social, y que éste se fundamenta en la solidaridad entre pueblos y la confianza en los que gobiernan.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de julio de 2005