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El vídeo predomina en las nuevas propuestas del Santa Mónica

"Somos un centro de arte y nuestro cometido es producir piezas relevantes de artistas locales con el objetivo de impulsar su proyección internacional", afirmaba Ferran Barenblit, director del Centro de Arte Santa Mónica, en la presentación de la videoinstalación de Carles Congost Memorias de Arkaran. La obra -que a juicio de Barenblit es "uno de los proyectos más ambiciosos realizados por el centro hasta ahora"- forma parte de un bloque de cuatro exposiciones individuales que se podrán visitar en el Santa Mónica hasta el próximo 25 septiembre.

El proyecto de Congost, que marca la llegada de Frederic Montornés entre los conservadores del centro, es un relato visual en 15 actos, de 25 minutos de duración, desarrollado en clave épica y sarcástica, que analiza el papel del creador y el cine de exposición como nuevo género artístico. Protagonizada por reyes, monjes, hadas, brujas y artistas -interpretados por conocidos actores de telenovela y con la participación estelar de Amanda Lear-, esta fábula moderna intenta trasladar a sus escenarios de cartón piedra, los entresijos del arte contemporáneo. En la segunda planta el visitante se puede sumergir en el inquietante mundo de Imediações de Monte Basura del brasileño Cabelo, una instalación realizada exclusivamente con materiales de desecho, que forman estructuras parecidas a chabolas, cuya precariedad resulta casi amenazadora.

"Mitología caótica"

"De esta mitología caótica", en palabras del artista, sobresalen los pequeños guerreros, cuyo cuerpo está hecho con botellas de cerveza y de licor; la capa típica de los superhombres, con trozos de plástico, y la cabeza con un fotomontaje de los rostros de los dos niños guerrilleros de Myanmar (la antigua Birmania) que llenaron los diarios hace algo más de un año.

En los oscuros habitáculos se proyectan tres vídeos que reflejan diferentes aspectos de la creatividad de Cabelo: desde las formas hipnóticas generadas por la acción de un bactericida hasta una recopilación de sus performances y conciertos musicales, pasando por una historia fantástica que combina la tradición esotérica brasileña con situaciones características de la vida cotidiana de los más desfavorecidos.

Entre las piezas que el francés François Curlet expone en la planta baja destaca Annlee witness screen, un vídeo protagonizado por Annlee, un dibujo manga que Pierre Huyghe y Philippe Parreno adquirieron en 1999, en una empresa japonesa de personajes virtuales para animaciones comerciales. Los dos artistas realizaron los dos primeros vídeos de Annlee y después, para liberarla de las cadenas del copyright, lo cedieron a 14 artistas -incluido Curlet- para que contribuyeran al desarrollo de una narración colectiva. Actualmente, Annlee sólo pertenece a sí misma y ya nadie la podrá utilizar porque sus propietarios, entre el copyright y el copyleft, han decidido crear un precedente legal y devolver los derechos al personaje.

Las propuestas del Centro de Arte Santa Mónica para este verano se completan con un dibujo hiperrealista a lápiz, que Silvia Prada ha creado para la pared que rodea la escalera del centro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de julio de 2005