Cualquier agua es buena si de calmar el calor se trata. Los niños son los que mejor lo saben y no se cortan a la hora de ponerse el traje de baño y remojarse en cualquier lugar, aunque sea en la ciudad. Las fuentes junto al Museo Guggenheim de Bilbao, cuyos chorros aparecen y desaparecen de forma sorpresiva, se ha convertido en un lugar perfecto para remojarse, y este fin de semana ha estado muy solicitado. Ya el año pasado los niños jugaban en las fuentes y terminaban empapados y frescos, pero este año han decidido olvidarse de la ropa y llevarse el bañador.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de julio de 2005