La Comisión Ejecutiva del COI decidirá hoy, víspera de la elección de la sede de los Juegos de 2012, si admite el cambio de estadio en el proyecto de Nueva York. Así lo anunció su presidente, Jacques Rogge. Según dijo, esperan a que lleguen todos los miembros de la Comisión de Evaluación que visitó en febrero y marzo las cinco ciudades aspirantes, y especialmente a su presidenta, la marroquí Nawal el Moutawakel. Es un caso insólito. Una negativa del COI (que no se espera, porque Rogge dijo haber recibido la documentación pertinente) sería un escándalo y supondría la retirada de Nueva York.
La candidata estadounidense, cuyas posibilidades eran desde el principio muy escasas, vio que se reducían aún más hace un mes al negarse los responsables estatales a financiar su parte de la construcción de la instalación olímpica más importante en Manhattan. Precipitadamente, el alcalde, Michael Bloomberg, sacó adelante un plan alternativo y pidió que se le admitiera el cambio. Se construiría en el barrio de Queens, en una zona junto al Shea Stadium, propiedad de la ciudad de Nueva York y donde juega el equipo de béisbol de los Mets. La candidatura de la ciudad estadounidense cuenta con el apoyo de destacados deportistas, como el australiano Ian Thorpe, la ex gimnasta Nadia Comaneci, Bob Beamon o Mohamed Ali. Lo que sí parece un acto de fe es que Nueva York le ofrezca la victoria al presidente Georges Bush en su cumpleaños. El COI no olvida que una candidatura estadounidense es un riesgo. Tampoco su humillación tras el escándalo de corrupción de Salt Lake City.
El presidente se mostró encantado con el momento del organismo que dirige y llegó a decir que el ganador mañana, esta vez entre grandes candidatas, será el COI.La bonanza económica sigue y el COI va a cobrar por los derechos de televisión de los Juegos de Invierno de Vancouver 2010 y los de Verano de 2012 unos 3.500 millones de dólares. Eso le permite reservar 244 para paliar dos cancelaciones por causa de fuerza mayor.
Rogge aventuró las intenciones de voto de los miembros: "Ahora no se podrán aplicar las consideraciones geopolíticas que se tuvieron con Pekín hace cuatro años. Los valores técnicos prevalecerán. Son todas ciudades de prestigio y ninguna necesita colocarse en el mapa, como le sucedió a Barcelona".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de julio de 2005