Las pruebas del ADN de la sangre que manchó la ropa de la mayoría de los 12 detenidos por la muerte de un joven de Berga (Barcelona) durante la fiesta de la Patum el 28 de mayo demuestran que cinco de ellos tenían restos de Josep Maria Isanta, el joven apuñalado. De éstos, tres son mayores de edad. Además, otros cuatro jóvenes, dos adultos y dos menores, tenían restos de sangre, pero las pruebas de ADN no han sido concluyentes. En cuanto a los otros tres, sus prendas no quedaron manchadas de sangre, según las investigaciones.
Un joven que estaba en libertad con cargos ingresó ayer en prisión al demostrarse en los mismos análisis que en su ropa había sangre de uno de los dos jóvenes heridos, vecinos de Sabadell, que también fueron atacados en los mismos incidentes.
El crimen creó gran conmoción en Berga. El juez José Villodre, que ha renunciado a un cambio de destino para poder seguir el expediente del caso, tenía problemas para diferenciar en el grupo agresor a los jóvenes que intervinieron directamente en el apuñalamiento y los que lo hicieron desde un segundo plano. Hasta ahora, por este caso se encontraban en prisión ocho adultos y cuatro menores, pero desde ayer también está encarcelado el joven que había quedado en libertad con cargos por falta de pruebas concluyentes, Joan P., vecino de Berga.
Además, los análisis de ADN practicados a las cuatro navajas -una de ellas tipo mariposa- halladas en los alrededores del lugar donde ocurrieron las agresiones han revelado que sólo dos de las armas blancas tenían restos de sangre de Isanta, han señalado fuentes próximas al caso. También los resultados de la autopsia practicada al cadáver de Isanta señalaron que las tres puñaladas que el joven recibió fueron efectuadas con dos armas distintas.
La principal hipótesis de investigación apuntaba a que los autores materiales del apuñala-miento de Isanta podrían ser uno de los menores que están internados y uno de los mayores de edad encarcelados, el dominicano Eudilcandro M. A., alias Negro. Pero este detenido es uno de los cuatro en los que las pruebas de ADN no han sido concluyentes, con lo que, sin exculparle totalmente, tampoco aportan datos para inculparle de manera definitiva.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de julio de 2005