Ni el Instituto Nacional de Meteorología ni Protección Civil hablaban en broma cuando anunciaron para este fin de semana las temperaturas más extremas en lo que va de verano. La capital se ha convertido en una sartén encendida las 24 horas (aunque las previsiones para hoy apuntan un ligero descenso de temperaturas), y madrileños y turistas afrontan el bochorno con alegría, siempre que tengan una fuente pública a mano. En la imagen, la de la plaza de Oriente, transformada estos días en oasis urbano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de julio de 2005