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Tribuna:

Inclinan, pero no obligan

Con esta sencilla frase, "los astros inclinan, pero no obligan", astrólogos y escolásticos han expresado durante siglos la idea de que la conjunción astral con la que se viene al mundo favorece ciertas inclinaciones, pero deja un gran margen para la autonomía o, dicho en términos escolásticos, el libre albedrío.

Los fondos de inversión de renta variable europea, con su 12% de rentabilidad media acumulada en 2005, parece que están escapando al destino azaroso que les reservaba una combinación de circunstancias adversas: el precio del petróleo, que se ha incrementado desde enero en un 50%; el período de flaqueza de la economía estadounidense; la subida continuada de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal; la debilidad de las economías europeas y la persistente negativa del Banco Central Europeo a reducir los tipos de interés...

A favor de un buen comportamiento de los fondos de renta variable sólo han estado actuando los buenos resultados empresariales, que han tenido la suficiente pujanza como para que, a mediados de año, las Bolsas europeas hayan acumulado ya el 10% de revalorización que se les auguraba para el año entero. Es más, ni siquiera ésa es la descripción adecuada de lo sucedido, pues han bastado los meses de mayo y junio (y la primera quincena de julio) para generar toda la rentabilidad acumulada en el año.

Sin embargo, ese panorama tan de color de rosa se limita a los fondos de renta variable europea y a muchos de los que invierten en mercados emergentes. Medidos en dólares, los de renta variable norteamericana y china no están dando resultados apreciables.

Estamos, pues, enfrentados una vez más a la paradoja de que los fondos que invierten en acciones de empresas radicadas en Europa están proporcionando rentabilidades abultadas, mientras que los que lo hacen en las dos grandes economías que tienen la mayor tasa de crecimiento apenas obtienen resultados. La conjunción astral de crecimiento económico, tipos de interés, tipo de cambio, resultados empresariales, políticas fiscales y valoración de las empresas está influyendo, sin duda, sobre la evolución general de los fondos, sin que se acierte a explicar por completo cómo y porqué unos consiguen escapar de un condicionamiento que pudiera parecer fatal y otros, con un entorno más favorable, no alejan de sí la mala fortuna.

Esta situación favorable para los fondos europeos puede mantenerse a corto plazo ya que alguno de los índices de bolsa norteamericanos, como el Dow Jones, podrían alcanzar este año niveles cercanos a su máximo histórico. En circunstancias normales, las bolsas europeas deberían seguir su estela lo que en condiciones de estabilidad del tipo de cambio euro/dólar (o con el dólar apreciándose adicionalmente) significaría añadir a la rentabilidad media de los fondos de renta variable una cantidad equivalente a la mitad de lo que han conseguido hasta ahora. Aunque, como ya se ha comprobado en otras ocasiones, las Bolsas de los EE UU inclinan, pero no obligan.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de julio de 2005