La carta de José es larga. A continuación sólo algunos de los párrafos para ilustrar su problema: "Anteayer recibí una llamada en mi casa de una señorita de Wanadoo que pretendía venderme no sé qué conexión a Internet. El caso es que ni siquiera tengo ordenador, así que le dije que no estaba interesado, ella erre que erre, que la escuchase porque podía interesarme. Yo igual, que no estaba interesado, que tenía que marcharme. La señorita, no sé muy bien por qué, se enfada y me dice: '¿Sabe usted qué pasa? Que por no escucharme está perdiendo más el tiempo'. Total, me enfado y cuelgo. Pasan dos minutos y vuelve a sonar el teléfono. La misma señorita que me dice: 'Se va usted a enterar'. Desde entonces recibo cada tres minutos y durante ocho horas al día llamadas constantes en la que nadie habla".
José relata los pasos que dio a continuación. Llama a Wanadoo, pero le informan de que no pueden hacer nada porque no es cliente. Después a la policía y le aconsejan grabar la llamada. Cansado, opta por desconectar el teléfono; pero cuando vuelve a conectar, vuelven las llamadas cada tres minutos. En Telefónica le dicen que identifique la llamada. Está desesperado.
Wanadoo ofrece una rápida respuesta: "Nos gustaría señalar que el problema que sufre este usuario, y que lamentamos profundamente, no ha sido provocado por nuestra compañía, sino por una persona que, a título individual y de forma irracional, está utilizando ilegítimamente nuestro nombre con el único objeto de molestar a este ciudadano", explican. "Se está verificando si la causante del incidente trabaja en una de las plataformas comerciales que dan servicio a nuestra empresa, para, si fuera el caso, detener de forma inmediata la situación que está padeciendo y llevar a cabo las actuaciones correctoras pertinentes".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de julio de 2005