La carta llegó el 18 de julio: se me había pasado la fecha de pago voluntario del impuesto de vehículos del Ayuntamiento de Madrid. No recordaba haber recibido el aviso habitual de todos los años. Ahora debía pagarlo con un recargo del 5%. Si me retrasaba subiría al 10%, luego al 20%...
Al día siguiente me encontré con una larga cola ante la oficina de recaudación municipal. Todos por lo mismo. Nadie había recibido la carta con el papelito del impuesto. "No tienen por qué enviarla", dijo el más enterado. "Es un impuesto de autoliquidación y es el ciudadano quien debe estar pendiente del pago".
¿Por qué el Ayuntamiento de Madrid no ha enviado la carta este año?, ¿por qué unos regidores que se llenan la boca al hablar de servicio al ciudadano han pasado esta vez de informarles?
"No será para ahorrar cuatro duros en sobres y correo cuando se gastan tanto en publicitar todo lo que hacen", explicó uno. "Será un aviso para que de aquí en adelante la gente domicilie el pago. A ellos les conviene", añadió otro. "Y encima, con el recargo ahora sacan más pasta", recordó el de más allá.
Y en la cola todo el mundo se preguntaba si habría alguna remota relación entre este pescozón fiscal traicionero y las urgencias financieras de un Ayuntamiento que deberá pagar todas las obras que han puesto Madrid patas arriba..
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de julio de 2005