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CARTAS AL DIRECTOR

¿Qué Iglesia queremos algunos creyentes?

Sant Just Desvern, Barcelona

Pasados ya varios meses de la muerte del anterior Papa de la Iglesia católica, todavía permanece en mi recuerdo la ostentación de poder del Estado Vaticano que, para muchos ciudadanos del mundo, representa a la Iglesia católica. Allí estaban todos los poderes del mundo y, en lugares destacados, aquellos que decidieron iniciar una guerra que aún no ha finalizado y que, con el pretexto de acabar con un tirano, está produciendo la muerte de la población civil e inocente como, desgraciadamente cada día vemos en los telediarios.

Se ha de agradecer al anterior Papa que se pronunciase en contra de la guerra de Irak, pero, como suele pasar siempre, después de un pronunciamiento que puede molestar a los poderosos, se los recibe en familia, como ocurrió aquí en España con el anterior presidente del Gobierno español. Hoy, 23 de julio, aniversario de las muertes de Juan García-Nieto y Alfonso Carlos Comín, quiero recordar especialmente a estos dos creyentes que fueron para mí un ejemplo de vida cristiana. No fueron curas obreros, pero dedicaron toda su valía intelectual y su profunda fe y esperanza a la clase obrera y, junto con ella, lucharon para que el Reino de Dios se hiciera presente aquí y ahora.

Dios bendiga a todos aquellos, cristianos o no, que hacen de su vida un ejemplo de entrega y servicio a los más desfavorecidos, aunque ello les comporte incomprensiones, sacrificios o persecuciones. En varias ocasiones el Vaticano pidió informes a los párrocos de Cornellá de Llobregat sobre la conducta de Juan García-Nieto. Parece ser que, a los ojos de las máximas autoridades de la Iglesia institucional, su manera de vivir la fe no era bien vista por la curia romana. Menos mal que Juan murió mientras decía misa a las ocho de la mañana en el barrio de Sant Ildefons de Cornellà, como hacía cada mañana.

Los que compartimos con él su vida tenemos la obligación de cuidar de su patrimonio intelectual y vital, que se encuentra bien custodiado en la Fundacio Utopia, Joan N. García-Nieto d'Estudis Socials del Baix Llobregat y darlo a conocer a las nuevas generaciones, creyentes o no, para que sepan cuáles fueron las raíces de una comarca que se conoció en todo el Estado por la lucha del movimiento obrero durante la dictadura franquista.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de julio de 2005