La nueva policía iraquí, creada y entrenada por Estados Unidos tras la caída del régimen de Sadam Husein, está infiltrada por la insurgencia y muchos de los aspirantes a policía tienen un pasado criminal. Éstas son las principales conclusiones de un informe realizado por el Pentágono y el Departamento de Estado y cuyo contenido revela la revista Time.
Otra conclusión es que el ritmo de formación de policías se desarrolla con retraso sobre el plan previsto.
Un portavoz del Ejército estadounidense aseguró que ya se han comenzado a aplicar algunos de las recomendaciones del informe, posponiendo por ejemplo los entrenamientos para realizar comprobaciones sobre los futuros agentes. El Ministerio del Interior iraquí ha comenzado a utilizar una base de datos biométrica para rastrear a los llamados empleados fantasma, que están en nómina pero que no acuden al trabajo. Este informe sigue a otro, dado a conocer la semana pasada, en el que también se destacan las carencias de las fuerzas de seguridad iraquíes. Ambos llegan en un momento en el que han aumentado los ataques de la insurgencia y crecen las voces que piden un calendario de retirada de las tropas extranjeras.
En un país como Irak, con más del 50% de paro, uno de los pocos trabajos disponibles es el de policía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 25 de julio de 2005