El Ministerio de Industria tuvo ayer buen cuidado en desmarcarse del Libro Blanco, un documento que desde que el departamento lo encargó, en noviembre del pasado año, había levantado grandes expectativas al ser considerado la base de la reorganización futura del sector energético.
Ayer, esas expectativas se rebajaron algo más de un grado. No sólo fue la forma en que se dio a conocer el documento: a través de la página web del ministerio, casi un mes después de su redacción definitiva (el documento tiene fecha del 30 de junio) y sin presentación pública. El comunicado de Industria era también esclarecedor. Además de explicar que el documento tiene "carácter consultivo y no vinculante", precisaba que el departamento que dirige José Montilla "evaluará en los próximos meses la posibilidad de asumir alguna de las propuestas o sugerencias planteadas por Pérez Arriaga". Es decir, que en el mejor de los casos, y tras ser examinado por la recién remozada Comisión de la Energía, a final de año el Gobierno decidirá si hace caso o no a alguna de las recomendaciones.
Lo que sí ha conseguido el Ministerio de Industria con el encargo del Libro Blanco es ganar tiempo para sopesar las medidas a adoptar en el sector. Y todo ello mientras Endesa e Iberdrola, las grandes compañías, se acusaban mutuamente de manipular el mercado en una intensa guerra de desgaste. El mercado bursátil también valoró el desmarque de Industria. A primera hora, las eléctricas perdían en Bolsa entre el 0,65% y el 0,7%. Tras el comunicado de Industria se recuperaron.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de julio de 2005