Los taxistas han decidido radicalizar sus medidas de presión. Tres representantes de los colectivos disidentes al nuevo reglamento que propone Esperanza Aguirre se encerraron ayer en la iglesia de San Carlos Borromeo, en Puente de Vallecas. Mantendrán una huelga de hambre indefinida hasta que se solucione el problema.
Se trata del presidente de Autónomos Unidos de la Asociación Gremial del Taxi, Santiago Martín Olivares, de 52 años y casi 30 en el taxi; de un afiliado de base de la Federación Profesional del Taxi, Antonio Martínez Martínez, de 48 años y 27 al volante, y del secretario de Uniatramc-UGT, Miguel Ángel Mateos, de 35 años y con 16 en el taxi.
"Si cedemos a la presión de Aguirre, nos pasará lo mismo como el transporte por carretera o las ambulancias. Nos arrinconarán y estaremos en manos de 200 sinvergüenzas", critica Martín Olivares. "Es la primera vez que he tenido que tomar una medida tan radical porque también es la primera vez que he visto peligrar mi puesto de trabaja. Cuando un sector se liberaliza del modo que quiere la Comunidad de Madrid, el autónomo paga las consecuencias", añade Martínez.
"La consejera tenía un talante muy poco negociador. Ha aplicado la política de hechos consumados o el pasar el rodillo tan propio del PP. Nos ha engañado", concluye Mateos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de julio de 2005