Viendo y oyendo el comportamiento de alguno de los miembros extremistas del Partido Popular (unos con palos, otros escupiendo, insultando, zarandeando coches o personas), querría pedir a los miembros democráticos y razonables de ese partido que no consientan esas actuaciones, que procuren atajarlas cuanto antes, pues, si algún día sucediera alguna desgracia personal, el daño sería doloroso para todos; pero, principalmente, para los responsables de alentar esas agresiones y para los valiosos miembros del Partido Popular que no estén de acuerdo con ese modo de hacer oposición. Como estamos viendo ahora con el incendio de Guadalajara, más vale prevenir que intentar curar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 27 de julio de 2005