Esta mañana he llevado, como todos los días, a mi hija de seis años a sus clases de natación en la piscina municipal Raúl González del distrito de Villaverde. Sin embargo esta mañana hemos ido en patinete, vehículo no contaminante y de actividad lúdico-deportiva sana e inofensiva (pensaba yo). Sin embargo, cuál ha sido mi sorpresa cuando los empleados de la piscina me han advertido de que está prohibido entrar con los patinetes en la instalación; lo mismo ocurre con las bicicletas. Es más, cuando les he preguntado si podían vigilarme los patinetes en la puerta, me han dicho que no, que si los podía meter en una taquilla, bueno, y si no cabían, que los dejara en la calle (vaya, que se los regalara al primero que pasara por allí). Para las bicicletas al menos hay un aparcamiento en la puerta. ¿Ésta es la forma de hacer de nuestra ciudad sede olímpica? Londres tendría un proyecto virtual, pero Madrid tiene un proyecto elitista. Señor Gallardón, a lo mejor los señores del COI no son tan tontos y sabían de la desidia y la dejación que usted hace del deporte de base. Si éstos son los servicios deportivos del Madrid Olímpico, no quiero una Olimpiada para Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 28 de julio de 2005