No han trascendido demasiado las reacciones, aunque al parecer la opinión pública británica las respalda mayoritariamente, sobre las manifestaciones del alcalde de Londres de que "es necesaria la política de disparar a matar". Ya se ha llevado a cabo, y lo que más me ha sobrecogido ha sido la forma de llevar a cabo la "ejecución" (nunca mejor utilizada esta palabra) de la orden.
¿Han pensado ustedes lo que se podría haber oído o leído si esto lo hubiera dicho el alcalde de Madrid después del 11-M?
Lo que me desconcierta en gran manera es el razonamiento del presidente del Consejo General del Poder Judicial, apoyando estas actuaciones, bajo el supuesto de que estamos ante la tercera guerra mundial, según dice, y mi desconcierto obedece a sus declaraciones de ser contrario a la pena de muerte, pero no en estos casos en los que se evitaría un "presunto" mal mayor en el supuesto de que el ejecutado pretendiera atentar..
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de julio de 2005