"La situación aquí es segura, pero esto hay que interpretarlo en términos afganos", afirma un oficial español del destacamento de Qual-i-Naw. Eso significa, por ejemplo, que el 12 de junio se lanzaron varios cohetes contra las oficinas de la ONG alemana Maltesser. Ciertamente, en términos afganos, Qual-i-Naw es más segura que Herat, donde la pasado semana un terrorista se inmoló para asesinar, sin conseguirlo, a un alto cargo policial.
"Cuando muchos españoles ven por televisión las imágenes del atentado del metro de Londres, de las Torres Gemelas o del 11-M, se sienten impotentes y les gustaría hacer algo. Vosotros lo hacéis por ello. Estáis aquí para proteger la libertad y asegurar la reconstrucción de un país que ha sido semillero de terroristas", proclamó ayer Bono ante los militares.
España es responsable de la reconstrucción de la provincia de Badghis y de la base de apoyo avanzado de Herat, lo que totaliza 540 militares. Pero además ha aceptado, siempre bajo mando de la OTAN, enviar durante 90 días un batallón de Infantería Ligera con 500 militares para prestar protección a las elecciones legislativas previstas para el próximo 18 de septiembre. Mañana partirá desde Santiago un segundo grupo de este batallón, con 200 efectivos.
Este despliegue puede complicarse debido a los problemas que plantea el traslado a Termez (Uzbekistán) del destacamento aéreo actualmente ubicado en Manás (Tayikistán). Las autoridades uzbekas han comunicado la expulsión de su territorio de las tropas de EE UU, en revancha por la presión de Washington para que se aclare la matanza de Andiyán, en mayo, lo que no constituye un buen presagio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de agosto de 2005