Hace nueve años, Fabio Capello pidió al Madrid el fichaje de un defensa brasileño del Inter. Se llamaba Roberto Carlos, que ahora cumple su décimo aniversario como jugador blanco y ya tiene la nacionalidad española, con lo que deja libre su plaza de extracomunitario -las tres permitidas las ocupan ahora sus compatriotas Baptista, Robinho y Ronaldo-. "Todo aquí es distinto. Cambia un poco mi vida. Me siento diferente. Después de tantos años, estoy orgulloso de ser español. Poco a poco, voy concretando lo que quería. Tener la nacionalidad era para mí algo muy importante", dijo, sonriente, tras jurar la Constitución.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de agosto de 2005