He soñado con ella. En la vigilia del mundo de los sueños me hipnotizaba con sus ojos pétreos. Aquellos finos labios me hablaron de deseos y de ganas de volver. La Dama espera. Está impaciente por volver a su ciudad, a su casa. Su anhelo le hace más llevadera la soledad en su urna allá en Madrid, donde cuenta ilusionada los días que restan para su segunda venida a Elche en 2006, con la que confía en poder mostrarse ante su pueblo tras varios intentos fallidos.
La Dama muestra, como cada año, su deseo de reencontrarse con sus conciudadanos ilicitanos el día de su descubrimiento o cumpleaños, el 4 de agosto; pero esta vez tampoco pudo ser, se lamenta por un instante. Seguidamente se rehace y alegre me asegura que el próximo año sí que celebrará en Elche su aniversario. Lo que más le ilusionaría sería volver a pisar el lugar donde nació para revivir las emociones de aquel 4 de agosto de 1897: aquel ribazo en la finca de la Alcudia donde ahora la Orden que porta su nombre conmemora el hallazgo. Un rictus de preocupación se dibuja en su boca al creer que no será posible, comentando resignada que se conformaría con recibir la visita de los ilicitanos en el Museo Arqueológico.
Ella, la ilicitana Señora, la ibérica Diosa, en el contacto astral durante el sueño, se me delata agradecida al pueblo y Ayuntamiento de Elche por tantos esfuerzos desplegados para traerla a casa.
Sonríe entre la nebulosa vigílica mientras orgullosa y reivindicativa matiza que su mayor agradecimiento es precisamente para la Orden, por el cambio de denominación e histórico acuerdo de ingreso del sexo femenino en su seno. No en vano ella también es mujer, y complacida me explica que, así, la Orden se parece a la comunidad matriarcal de la que ella fue cabeza visible.
Sus últimas palabras en el sueño no me sonaron a despedida, sino a un hasta mañana próximo e inminente. Cuando desperté se había ido. Gracias a su poderoso influjo conocí sus anhelos: Volver y reposar, quizá para siempre, en su ciudad. Que vuelva pues, a Elche su Dama.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de agosto de 2005