El presidente de Perú, Alejandro Toledo, pidió ayer la renuncia a todos sus ministros para constituir un nuevo Gobierno. Horas antes, dos integrantes de su Gabinete, entre ellos el primer ministro, habían dimitido por discrepancias con el recién nombrado titular de Exteriores.
En su breve comparecencia ante la prensa, Toledo no hizo alusión a la crisis política y justificó su decisión en el deseo de liberar a los ministros para que puedan aspirar a un cargo público en las elecciones generales del próximo abril, para lo cual, según la ley peruana, deben renunciar a sus funciones en las próximas semanas. "Esto nos permitirá tener un Gabinete que nos lleve hasta el final [del mandato]".
El anuncio se produjo después de que presidente del Consejo de Ministros, Carlos Ferrero, y el titular de Vivienda, Carlos Bruce, dimitieran en el momento en que Fernando Olivera, ex embajador en España, juraba su cargo como ministro de Relaciones Exteriores. Los rumores sobre otras inminentes renuncias se habían disparado.
Ferrero se había enfrentado con Olivera en los últimos días por sus opiniones dispares sobre la legalización del cultivo de hoja de coca, medida a la que se oponía Ferrero, y que Olivera ha impulsado en el departamento de Cuzco.
Toledo dijo que él mismo decidirá en las próximas horas "qué ministros continúan y cuáles no".
Olivera, de 47 años, es el fundador del conservador Frente Independiente Moralizador, principal aliado del partido del Gobierno, Perú Posible. Pero también es el gran enemigo del principal partido opositor, el APRA. Su trayectoria ha estado envuelta en polémica por su carácter irascible y su fama de intrigante.
El congresista del APRA José Luis Delgado calificó la designación de Olivera como canciller de desastrosa. "Éste es un error garrafal". Delgado pidió a Toledo que no "castigue" a los peruanos dejando a Olivera en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2005