El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dependiente de la ONU, expresó ayer su preocupación por la reapertura de la planta de enriquecimiento de uranio de Isfahán, y pidió al Gobierno iraní que paralice su programa nuclear. En una resolución promovida por la Unión Europea, el organismo deja la puerta abierta a una negociación y evita remitir el caso al Consejo de Seguridad, como pretendía EE UU.
El presidente Bush calificó el llamamiento de "primer paso positivo", mientras que el delegado iraní en el organismo, Sirus Nasseri, afirmó que su país "no cederá" y se convertirá en "productor de combustible [nuclear] en una década".
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2005