La gazetta, en la versión de Darío Fo, se estrenó en el auditorio Pedrotti de Pesaro en 2001. Se repone ahora y multiplica si cabe su éxito. No es para menos. La lectura del premio Nobel italiano es trepidante, un torbellino de ideas entre la comedia musical, el cabaret culto y eso que Stendhal llama la "locura organizada" de Rossini.
No hay un segundo para el respiro. Las imágenes se suceden y los cantantes se desmelenan sin perder el control. Destaca un español, el tenor José Manuel Zapata, colosal como Alberto, con una comicidad de buena ley, desparpajo en escena y admirable osadía vocal. El granadino está que se sale y se vio reconocido por un público entregado. Sorprende muy positivamente Lorenzo Regazzo, despierta todas las sonrisas Bruno Praticó y canta con estilo y elegancia Cinzia Forte, aunque sin la sensualidad de Stefania Bonfadelli hace cuatro años.
La Sinfónica de Galicia, esta vez sí, se integra a la perfección en el espectáculo, a las órdenes de un vitalista Antonello Allemandi. Suena con gracia y desenvoltura la orquesta española, se lucen los solistas y brilla su sentido de conjunto. La estrella es, en cualquier caso, el director escénico. Su rossinismo es evidente y al final fue correspondido con un entusiasmo delirante. Sus figurantes son extraordinarios. Y la imaginación surge sin tregua. No es extraño que Fo vuelva el año próximo a Pesaro para inaugurar el nuevo espacio teatral que sustituye al Palafestival. Lo hará con La italiana en Argel. A propósito de los nuevos espacios, Alberto Zedda ha inaugurado uno al aire libre en la restaurada Rocca Costanza. Con una impagable lectura de la obertura de La scala di seta y con una cantata Giovanna d'Arco que posibilitó el lucimiento como solista de la estupenda mezzosoprano Marianna Pizzolato.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de agosto de 2005