Prefiero que mi verso sea chirriante,
cacofónico, afónico, ligero.
Que tenga suelta impronta de jilguero
-aunque soy pajarraco bien tunante-.
Que suene con estruendo retumbante
cual petardos de amor de mi tintero.
Me da lo mismo que reciba un cero
del profesor o del censor pedante.
No soy santo ni sabio ni soy cura,
ni erudito ratón de biblioteca.
No hago al verso sesión de manicura.
Mis versos no son versos de manteca
ni del rollo de la poesía pura.
Yo escribo como un terco karateca.
Ángel Guache (Luanco, Asturias, 1950) es autor de los libros Me muerden los relojes (Pre-Textos) y Un mundo en miniatura (Huerga & Fierro).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de agosto de 2005