Como familiares de los militares españoles que murieron en el accidente del Yak-42 el 26 de mayo de 2003, entendemos el terrible dolor, comprendemos la tremenda tristeza que en estos momentos sienten quienes perdieron en Afganistán a sus seres más queridos. Por esa razón, queremos manifestar nuestra solidaridad, nuestro apoyo y cariño a las familias, los compañeros, los amigos... de los 17 militares españoles fallecidos en Herat. Diecisiete hombres buenos que dieron su vida para intentar que otros hombres y mujeres tuvieran una vida mejor... 17 héroes.
Sabemos lo difícil que resulta aliviar la pena. Y sabemos también que el dolor es mayor cuando menos se espera, y cuando son seres tan especiales quienes nos abandonan. La ausencia es dolorosa, sí, y, entre todos, tendremos que hacer lo posible para que, juntos, vivamos con su recuerdo.
Igualmente, sería deseable que todos -en cualquier momento y no sólo en trágicas circunstancias como éstas- mostráramos nuestra admiración por la labor que realizan los miembros de las Fuerzas Armadas. Debemos siempre hacer visible el orgullo que sentimos por tener un Ejército como el nuestro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de agosto de 2005