El Festival Nórdico de Flamenco, que tuvo lugar en la pasada semana en la capital sueca, fue el acontecimiento artístico más relevante y un testimonio de que esta expresión de canto y danza, que es mucho más que eso, dejó de ser una excentricidad de algunos pioneros para incorporarse a la vida cultural de estos países. Algunas figuras de este arte se dieron cita en el festival, organizado por la Asociación Sueca de Flamenco (Svenska Flamenco Föreningen). Durante la semana, diversos grupos actuaron en distintas salas de Estocolmo, con gran éxito de público y de crítica. Eva La Yerbabuena, que se presentaba por primera vez en esta ciudad con su compañía de cinco bailarines y siete músicos, marcó uno de los puntos más altos en su presentación en la Casa de la Danza (Dansens Hus). La crítica del diario Svenska Dagbladet, Anna Ångström, describió su actuación como una suerte de réplica flamenca al ballet de Anna Pavlova. Agregando que, en alusión a la polémica entre "tradicionalistas" y "renovadores", la sala había "capitulado" ante "la expresividad artística de Yerbabuena y el virtuosismo de su técnica. Otros integrantes del espectáculo, que con el título de Eva fue presentado en
la Casa de la Danza, como Eduardo José Guerrero, Luis Miguel González y los guitarristas Paco Jarana y Manuel de la Luz, recibieron cálidos elogios. Åsa Danielsson, presidenta de la Asociación de Flamenco, no ocultó su satisfacción por "haber podido reunir a tantos flamencos del norte
y del sur" y traer un nombre como el de Eva Yerbabuena que, a su juicio, es "una de las mejores danzarinas del mundo".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de agosto de 2005