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MANUEL | Dos hijos de 11 años

"Llegué a pensar que el rechazo era culpa mía"

En un 35% de las separaciones y divorcios se producen situaciones traumáticas, según el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. Cuando hay niños de por medio es frecuente que sean utilizados por los cónyuges como arma arrojadiza. Psiquiatras y psicólogos han diagnosticado un trastorno infantil directamente relacionado con las separaciones conflictivas: el síndrome de la alienación parental (SAP), que se produce cuando uno de los progenitores desprestigia sistemáticamente al otro ante los hijos. Algunos jueces están empezando a examinar la presencia de este síndrome en los menores. En casos extremos han llegado a quitar a un progenitor la custodia de su hijo. Expertos y afectados explican la situación.

Hace cuatro meses que Manuel (nombre ficticio) no ve a sus hijos. Los padres de Manuel hace dos años que no ven a sus nietos. Se separó de su mujer hace cinco años. Hasta ese momento, la relación con sus hijos había sido buena y en un primer momento siguió siéndolo después de la separación. La madre se quedó con la custodia de los niños y él los visitaba una tarde a la semana y los fines de semana alternos. "Cuando la madre se enteró de que tenía una nueva pareja, empezaron los problemas: los apuntó a clases de fútbol la tarde entre semana que pasaban conmigo y los fines de semana no querían venir a mi casa: lloraban y pataleaban, me llamaban mentiroso y adúltero".

Cuando pidió que se cumplieran las visitas, el psicólogo del juzgado señaló que la madre no había "asumido adecuadamente la separación y la actual relación sentimental" del padre, "pudiendo en ocasiones, con sus comentarios y actitudes favorecer un posicionamiento de los menores contra la nueva pareja del padre, lo que influye inevitablemente en la relación que establecen con éste". El juez determinó que las visitas se realizaran en un punto de encuentro familiar, servicio atendido por psicólogos y trabajadores sociales. "Allí los veía media hora; al principio chillaban y decían que no querían verme. Al cabo de un rato se relajaban y estábamos muy bien, pero en la siguiente visita todo volvía a ser igual". Hace un año la madre se fue a vivir con los niños a otra ciudad. Desde entonces los ha visto sólo cuatro veces, la última hace cuatro meses, a pesar de que el juez ha requerido a la madre para que cumpla con las visitas. "Mis hijos llevan mucho tiempo sin padre y los jueces no toman medidas. Me he sentido tan solo que durante algún tiempo llegué a pensar que el rechazo era culpa mía".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de agosto de 2005