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OPINIÓN DEL LECTOR

Más cemento, es la guerra

Leo que Torrevieja y Santa Pola agotan su modelo turístico ante la falta de suelo para construir; que han agotado el suelo disponible para edificar. Veo que las grúas han ocupado el poco espacio que quedaba entre La Vila y Benidorm, y que Los Arenales comienza a crecer hacia el sur, supongo que hasta encontrarse con Santa Pola. De Altea y Calpe, mejor no hablar. Oigo que tras las discrepancias entre partidos en el Ayuntamiento de Elda está el proyecto de campo de /golf y su correspondiente mega urbanización, como no, similar a los que hay previstos en Novelda, Villena, Biar, y decenas, tal vez cientos de poblaciones en toda la Comunidad Valenciana. Y es que la fiebre constructora, o más bien destructora, se ha extendido como la peste por todos y cada uno de los municipios, contagiando a los ediles de la necesidad imperiosa de duplicar, triplicar o multiplicar por diez o cien si es preciso el número de viviendas. Si tu plan contempla mil, el mío diez mil; si tú recalificas cien mil metros, yo un millón; si tú proyectas un campo de golf yo dos; si el tuyo es de 18 hoyos, el mío de 27. Y si disientes es que estás contra el progreso. Y ahora o nunca. Y más cemento, es la guerra. ¿Qué estupidez es esa del desarrollo sostenible? Si un pinar se interpone, se tala; si queda un humedal, se deseca; si es una montaña, se excava. Los pequeños pueblos, destinados a ser engullidos; los parajes naturales, condenados a la desaparición. La irracionalidad va ganando posiciones, impuesta por un grupo de empresas promotoras y constructoras cada vez con más poder, que han comprado municipios enteros, en connivencia con unos políticos locales, que si antes eran miopes, ahora han quedado definitivamente ciegos tras el resplandor del dinero fácil y rápido. La barbarie se ha desbocado y va a resultar muy difícil detenerla. Cuando se haya extendido el catastrófico y caótico modelo de Torrevieja al resto del territorio, ya será demasiado tarde. Mientras tanto, tonto el último.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de agosto de 2005