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Crítica:HABITACIONES | LA BUENA VIDA

Una casa muy ecológica

El establecimiento rural El Prado Mayor fue una casa de labranza cuyo escudo se remonta a finales del siglo XIV. Está situado en el valle de Sotoscueva, en la comarca de Las Merindades del norte montañoso burgalés, a siete kilómetros de Espinosa de los Monteros. Montañas y bosques de robles, hayas y tejos perfilan este hermoso valle, espacio protegido de Las Cuevas de Ojo Guareña.

Restaurada con materiales originales y abierta en 1998, la puerta de la casa da acceso a un agradable patio con tumbonas, para recostarse a leer, bordeado por un porche bajo en el que hay mesitas para tomar café, y por un precioso salón-biblioteca, con dos niveles y chimenea. La acogedora decoración denota un impecable buen gusto. En la primera planta, además de seis habitaciones, hay una pequeña sala de lectura y un balcón corrido que se asoma al patio. Sobre ellas, dos amplias suites.

Dentro de su perímetro, El Prado Mayor acoge una huerta en la que compostan los residuos orgánicos con que abonan los frutales y las hortalizas que allí se cultivan con criterios ecológicos, y que sirven de materia prima para la cena (siempre con un primer plato vegetal) y para el desayuno (la fruta y las mermeladas caseras).

A su cargo se halla Olga Fernández, que conoce bien los alrededores y recomienda apetecibles excursiones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de agosto de 2005