Diez equipos se quedaron sin marcar en el estreno del campeonato, mal augurio para una Liga que, como todos los veranos, ha pasado por el tocador. Incluido el Madrid, claro, que ha regateado durante casi nueve meses el fichaje más rutilante: Robinho. El chico debutó en Cádiz, donde el Madrid fue el Madrid de los últimos tiempos: poco juego y mucha pegada. Sobre todo si Ronaldo está en plenitud. En el Carranza fue más puntual que nunca: marcó al minuto, en su primera acción, y emergió como un búfalo para darle a Raúl el tanto de la victoria. Un gol en el que participó Robinho, que recibió la alternativa a falta de 25 minutos. El huesudo delantero brasileño dejó detalles magníficos. Estuvo activo, en el pase y en el regate, y hasta tuvo tiempo de rematar. En cuestión de minutos destempló a todo el Cádiz, que se acogotó ante la magia del debutante. En Robinho se adivina el mejor socio posible para Ronaldo, una pareja suprema que, dadas sus características, puede mezclar como pocas.Pero la pinta general del Madrid -que dejó en la grada a Owen- no es buena. Con Gravesen en el eje el equipo se atasca y no tiene salida, y con Baptista de escoba por la izquierda pierde a un gran llegador para dar paso a un futbolista vulgar, sin pase ni quite para el puesto postizo que le ha inventado Luxemburgo. Más allá de la chistera de Robinho y los ganchos de Ronaldo, el Madrid fue un equipo descompensado, sin cuajo, con una defensa paliducha, al que el Cádiz le sostuvo la mirada durante buena parte del encuentro.
Al margen del Cádiz-Madrid, sólo hubo otro partido con goles de los dos equipos: Osasuna, 2; Villarreal, 1. Si el sábado no mojaron el campeón de Liga y el de Copa, ayer otros ocho equipos se quedaron tiesos. En Vitoria, el Barça no tuvo puntería ante un Alavés que le cerró todas las vías. Lo que no pudo hacer la Real con el Athletic, que se llevó el duelo vasco con enorme sencillez (3-0) y se situó como primer líder del campeonato. Y si en el Valencia-Betis (1-0) hubo un gol fue gracias a Aimar, que lideró con Mista el ataque de un equipo que ha engordado su caballería con Kluivert y Villa, ambos en el banquillo.
Aún más que el Valencia se ha reforzado el Atlético, que, a tenor del resultado de ayer (0-0), no ha redimido su pena del último curso. La entidad ha invertido la mayoría de sus ahorros en reforzar la línea delantera, un desierto con Torres en la última temporada, pero en el primer asalto el equipo rojiblanco de nuevo se quedó mudo. Salvo en una ilusionante primera media hora, en la que Kezman -uno de los dinamiteros recién llegados al Calderón- falló dos claros goles, el Atlético no tuvo demasiado vuelo. Frente al Zaragoza ni siquiera sacó provecho de la velocidad de Petrov, un diablo por la izquierda, un asistente prometedor. Con Villa en Mestalla, tampoco el Zaragoza fue un equipo punzante, lo mismo que el Espanyol, que lleva años con Tamudo como único delantero en nómina. El Getafe se lo hizo pagar (0-2). Como hizo el Depor con el Mallorca. Sin delanteros a la vista, Juanma, un central, dio la victoria al grupo de Caparrós.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de agosto de 2005