Cosmogonía de Xabier Galarreta resulta un libro sorprendente. Traducción de su original Kosmogonia (y no del que se anuncia en la portada interior), el libro es una colección de microrrelatos con una relación entre todos ellos, a fin de recrear una cosmogonía, una ambición de hacer surgir un telar de historias. La estructura recuerda a las narraciones de Italo Calvino: una idea en que se imbrican todas las historias.
El comienzo del libro es un inicio de desolación, desierto y muerte, pero desde el desierto crece una vida sorprendente. Todas las narraciones pretenden sorprender al lector, jugar con el final (es obvio, si fuera al contrario, no serían cuentos), pero desde una visión pesimista el autor consigue atrapar con la paradoja, y el absurdo, con la ironía y con el juego. Hay una consecución de la ironía y el autor pasa de escribir pequeñas historias a esbozar historias (cuento CXCIX), en un juego de juego consigo mismo.
Xabier Galarreta
Cosmogonía. Hiria. San Sebastián, 2005. 179 páginas
Las historias mínimas se engarzan en una continuidad afectiva, que habla de personajes últimos, solitarios, al borde de la nada. Bien es cierto que la técnica del cuento breve ayuda a la creación de un tono que resulta eficaz, aunque el narrador use a veces un tono algo soberbio.
Uno se pregunta por qué un intento narrativo de este calibre ha quedado en un silencio incomprensible. Las narraciones esbozan una situación (un Cristo en la Cruz que es una mujer, un lector que ambiciona ser el único lector y destruye el libro, el hombre que no baja del orgasmo,...), y terminan con el título del cuento, una historia que define lo que el lector ha leído. No es fácil mantener el tempo, ni la intensidad de todos los cuentos, y Galarreta tiende al trazo grueso, pero el intento de crear un mundo desde las distintas vertientes de lo múltiple merece una lectura atenta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de agosto de 2005