Con brevedad, con hondura, como el toreo. Es de agradecer el comentario que sobre Alfonso Navalón escribió José Luis Merino en su última crónica de feria. En este planeta de los toros, donde abunda el cantamañanas, cuando se ven personas demostrando su hombría, honradez e independencia es de ovación cerrada. Por contra, es de censurar la poca torería de la Junta Administrativa, al no querer recordar al crítico más importante con Joaquín Vidal de la segunda mitad del siglo XX.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 31 de agosto de 2005