Érase una vez una ciudad mediterránea y luminosa que tenía una zona verde, de nombre hermoso "Miraflores", con pistas deportivas y un parque con arbolado de cuya sombra disfrutan sus vecinos.
Érase una vez unas autoridades municipales que, cavilando cómo beneficiar a sus queridos vecinos han pensado en dotar a la zona de importantes mejoras: espacios deportivos con sus correspondientes aparcamientos.
Érase una vez que a nuestros ediles se les ocurre la genial idea de hacer un hermoso proyecto en el que nos cuentan que vamos a tener una piscina, un spa y muchos aparcamientos...
Érase una vez que en concurso de ideas se proyecta una concesión a 40 años para una empresa que será generosa con este espacio verde y nos permitirá comprar, con facilidades inimaginables, una parte de los aparcamientos y nos permitirá disfrutar, pagando lo que corresponda de los nuevos y privados espacios deportivos y de estacionamiento.
Érase una vez una reunión con los representantes de las asociaciones vecinales en el que les muestran un proyecto sin completar, lleno de colorines y digno de compararse con tantos otros proyectos presentados con anterioridad, tan increíbles como la isla artificial, el palacio de congresos, el MACMA..., .
Érase una vez la triste experiencia de promesas incumplidas (diafanidad de la Plaza del Mar) y de proyectos imposibles (zona deportiva de Francisco Norte) que sólo son viables con la bondad o indolencia de nuestros vecinos.
Érase un pueblo ingenuo que, aunque conocía el cuento de Pedro y el Lobo, era tan bondadoso y tan crédulo que confiaba en todo lo que la autoridad competente le mostraba en el único y fidedigno periódico municipal gratuito, a pesar de que la realidad de los hechos contradigan las versiones oficiales.
En fin, érase que se era un pueblo dormido, sordo y ciego, sin líderes dignos de tal nombre, abandonado por todos y al pairo de las circunstancias que, poco a poco, pierde sus espacios públicos en continuas privatizaciones y concesiones administrativas al servicio de unos pocos que costeamos entre todos.
¿Qué vendrá después...?
Érase una vez un mal sueño y yo ingenuamente me pregunto: ¿Marbella cuándo vas a despertar? ¿Cuándo tendrás coraje para hacer frente a este expolio y a tanta mentira? ¿Cuándo vas a salir a la calle para hacer frente a esta tiranía? Vecinos de Miraflores. Esto sólo es el principio... Unámonos y luchemos para evitar una nueva e inminente tropelía y, sobre todo, no nos dejemos engañar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de septiembre de 2005