Por primera vez desde la crisis energética de 1973, las colas en las gasolineras aparecieron ayer en varios rincones del país. Tres días después de que el huracán Katrina causase daños devastadores en el mayor centro energético de EE UU, uno de los peores escenarios posibles se ha convertido en realidad: el petróleo por encima de los tres dólares el galón (2,4 euros por 3,7 litros de carburante).
Varias estaciones de servicio se quedaron sin gasolina, mientras comenzaron a verse colas de conductores que se lanzaron a llenar sus depósitos, sobre todo en los estados de Carolina del Sur, las dos Dakotas, Arkansas y Kentucky.
El presidente George W. Bush hizo ayer un llamamiento para que los ciudadanos economizasen energía en los próximos días. "No compren gasolina si no la necesitan", afirmó. En la apertura de los mercados, los precios del petróleo volvieron a subir y se mantuvieron por encima de los 69 dólares el barril de Tejas.
La mayoría de los analistas asegura que las medidas del Gobierno no lograrán aumentar la producción de gasolina a corto plazo ni a bajar el precio del petróleo. El problema no es la escasez inmediata, sino los daños devastadores que han sufrido las infraestructuras en el golfo de México, como las refinerías y los oleoductos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de septiembre de 2005