Navalcarnero rememora este fin de semana una gran boda que acogió el municipio en el siglo XVII y que ha marcado su historia: los esponsales del rey Felipe IV con doña Mariana de Austria. Entonces, los vecinos de Navalcarnero celebraron la boda con tres días de farra.
Esa fiesta se traslada ahora a la localidad, 355 años después, con la celebración de un gran mercado ambientado en el Siglo de Oro y la representación de la ceremonia nupcial recreada por el grupo Camaleón Teatro y que cuenta con el apoyo del Consistorio.
Hoy comienzan los festejos en honor de los históricos reyes. La representación de los esponsales comenzará a las nueve de la noche en la plaza de Segovia. Allí, la futura reina esperará al rey en un balcón de la plaza. Después, los monarcas y toda su corte protagonizan un pasacalles que terminará en la plaza de San José, donde está ubicado el mercado con casi un centenar de puestos de exposición y venta de productos.
El sábado el mercado volverá a abrir sus puertas a las once de la mañana y albergará actuaciones, pasacalles, juegos infantiles, el trabajo de alfareros, pasteleros, modistos, guarnicioneros, músicos y bufones. También habrá talleres donde los orfebres podrán enseñar cómo trabajan, juegos malabares y representación de coplas y romances. Y el domingo, las puertas del mercado cerrarán a las nueve de la noche, con las palabras del pregonero del rey y fuegos artificiales.
El bullicio del mercado del Siglo de Oro da paso a las fiestas patronales de Navalcarnero, con encierros, corridas de toros, caldereta, actuaciones musicales, verbenas por todos los barrios y fuegos artificiales.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de septiembre de 2005