Como la saga Final Fantasy (en la imagen). El jugador se convierte en un personaje de un complejo mundo de ficción, con un cometido inherente a su identidad, e interactúa con otros (se puede jugar en red). Son dinámicos, entrenan la constancia y la toma de decisiones.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de septiembre de 2005