Jamal Ahmidan, El Chino (Tetuán, Marruecos, 1970), tuvo el teléfono pinchado por la Unidad de Crimen y Delincuencia Organizada de Madrid entre el 17 de diciembre de 2003 hasta, como mínimo, el 29 de febrero de 2004, por orden de un juzgado de Alcalá de Henares. Se trataba de un asunto de drogas que se desarrolló mientras se ejecutaba el transporte de explosivos desde Asturias a la casucha de Chinchón. En las conversaciones aparecen, entre otros, Rafá Zouheir (confidente de un guardia civil) y otros implicados en el 11-M. Cumplió condena por asesinato en Marruecos.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de septiembre de 2005