Abel Ferrara (Nueva York, 1951) volvió con Mary a llenar ayer la pantalla de la Mostra con su rara mezcolanza de violencia y catolicismo vuelto del revés. Este drama bíblico, un filme dentro del filme, propone un acercamiento decididamente anticonvencional a la figura de María Magdalena (interpretada por Juliette Binoche) y que aquí se publicita como "el anti Mel Gibson".
Ferrara, que apareció en estado casi catatónico en la sala de prensa, utilizó su ya conocido sarcasmo para responder a las múltiples inquietudes. Riendo dijo: "Si Gibson ha hecho un montón de dinero con su Pasión de Cristo, ¿por qué no iba yo a hacer lo mismo?". "Durante cinco años nadie deseaba realizar filmes sobre religión. Hoy, el panorama es distinto. Pero si la película de Gibson hubiese sido un fracaso, Mary nunca hubiese visto la luz. Gibson se autofinanció su proyecto y se encargó de su distribución. Y ahora estamos hablando de La pasión del dólar", agregó.
Mary arranca con la recreación del fin del rodaje de una película sobre Jesucristo. La actriz que encarna a María Magdalena decide irse a Jerusalén para aclarar las dudas que el personaje le suscita. Un año después, en Nueva York, un periodista (Forest Whitaker) presenta una serie televisiva en torno a la figura histórica de Jesús.
Fábula feminista
La película fue rodada en su mayoría en Matera, al sur de Italia, escenario de anteriores entregas religiosas (La Pasión de Cristo, El evangelio segun Mateo) y, finalmente, en Jerusalén. "Un escenario fascinante. Espero poder volver pronto con nuevos proyectos", afirmó.
Ferrara, cineasta irregular, incatalogable y controvertido, afronta en esta entrega los problemas de la religión a partir de la influencia de los evangelios apócrifos. Y, como sucede usualmente en su filmografía, vuelve a poner a la mujer en el centro de su conceptualización artística: "La historia de María Magdalena es una fábula feminista. Además, la reevaluación de esta antigua figura comenzó realmente con el nacimiento de los movimientos feministas, en los años setenta", dijo.
"Durante 2.000 años fue descrita como la discípula de Jesús. Luego, como una prostituta. Más tarde, intentaron, a conciencia, dividirla en otros tres personajes. Pero los hallazgos que se han hecho en Egipto, en 1945, han reevaluado su papel. ¿Qué más se podrá descubrir?", concluyó Abel Ferrara.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de septiembre de 2005