¿Se puede ser madrileño y pensar que faltan obras en nuestra ciudad? Sí... si uno vive en las casas vecinas al Circo Estable. A pesar del informe favorable a los afectados que emitió el Defensor del Pueblo en noviembre pasado (y que provocó la inmediata comparecencia en los medios del alcalde anunciando soluciones, cosa que no habíamos conseguido los vecinos con nuestras movilizaciones); y a pesar de que se han acumulado aún más indicios de cómo unas obras realizadas sin previsión han dañado los inmuebles (sirvan de ejemplo fotografías y acta notarial de los tensores del Circo "inyectados" bajo nuestros cimientos), aquí estamos: con cara de payasos tristes porque las obras no han llegado.
El Ayuntamiento ni siquiera ha resuelto el expediente de responsabilidad patrimonial (previsto para mayo). Así que ésta debe de ser la única obra anunciada y no ejecutada de todo Madrid.
Mientras tanto, sólo una palabra puede definir lo que sentimos hacia este equipo de gobierno que, como todos sabemos, ocupa unos cargos para velar por los intereses de los ciudadanos. Sí, esos que les han otorgado el poder precisamente. Es una sola palabra, también amarga. Esa palabra es indefensión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de septiembre de 2005