España es el país de la silla vacía. Resulta curioso comprobarlo, pero normalmente hay una silla vacía debajo del cartel con la i de información. Si se hace cola para comprar un billete de tren, o en una sucursal bancaria, o en un aeropuerto, o en la caja de un híper, y no digamos en la Administración y así sucesivamente, nos encontraremos con la famosa silla vacía.
Con lo caro que está el metro cuadrado de oficina, no me explico ese derroche. ¿No será acaso que no hay personal suficiente para ocuparla y atender lo que se supone que se debe atender? Porque si el personal que debe de ocuparla cuesta dinero, también lo vale el tiempo de las personas que no tienen más remedio que prolongar la espera a causa de la dichosa silla vacía. Mucho interés por dar servicio en las empresas de servicios, pero se sigue con esa práctica día tras día.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de septiembre de 2005