Antes de preguntarnos cómo financiar la sanidad, deberíamos preguntarnos qué tipo de sanidad queremos y estamos dispuestos a financiar. Resulta fácil utilizar las prestaciones sanitarias con fines políticos y ofrecer a los ciudadanos todo lo que la medicina moderna puede ofrecer, mejoras estéticas incluidas; también pueden elevarse los sueldos del personal sanitario, muy mal pagado por cierto, e incorporar a cientos de miles de personas que no pagan impuestos a nuestro sistema de salud invocando la solidaridad. Creo que nuestros políticos han comenzado el debate por el final y cometerán un tremendo error si siguen empeñados en utilizar las competencias autonómicas para establecer 17 sistemas sanitarios diferentes que a la fuerza tendrán que establecer algún concierto para que un ciudadano de Madrid no tenga problemas para ser atendido en Galicia, por ejemplo, como consecuencia de la estupidez de una política que cada vez dificulta más la movilidad de los españoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de septiembre de 2005