En Río de Janeiro, los ejecutivos de grandes empresas han caído en la tentación. La ciudad es demasiado bella como para trabajar sólo dentro de las cuatro paredes de un despacho, por lujoso que sea. Ha nacido así la idea de hacer algunas de las reuniones de empresa fuera, al aire libre, en terrazas de bares o restaurantes que dan hacia el Cristo Redentor, o hacia el Pãu de Açucar, o frente a la bahía de Guanabara.
Según Georges Grimaud, director comercial de ISCC Ingeniería, cuando los ejecutivos salen de sus despachos y se ponen a trabajar juntos frente a las maravillas de la naturaleza de la ciudad cantada por Le Corvousier, el resultado "es increíblemente positivo". Por su parte, la directora de mercadotecnia de la gran cadena alimentaria Pãu de Açucar, Isabel Mattos, cuenta que, por lo menos una vez al mes, ella y los demás ejecutivos de la empresa toman el tranvía del barrio Santa Teresa para ir a un lugar abierto a hacer el balance de las últimas actividades. "Se trata casi de un trabajo de campo", dice, "porque podemos observar de cerca a la gente, a los turistas y sus reacciones a nuestro trabajo".
Los ejecutivos de las diferentes empresas se dividen entre los que prefieren salir temprano para desayunar, por ejemplo, en alguna terraza de Copacabana y los que prefirieron disfrutar de las soberbias puestas de sol sobre el mar, empalmando con la cena, aunque siempre al abierto.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de septiembre de 2005