Ha empezado un nuevo curso con renovada ilusión. Nuestros niños ya estaban aburridos en casa y anhelaban la vuelta al cole. Pues... ¡no les rompamos ese inocente encanto!
Está claro que los maestros debemos inculcarles mil conocimientos, pero vayamos un poco más allá del currículo e intentemos que sean cada día un poco más felices, con la idea clara de pretender que lleguen a ser mejores personas que nosotros... lo antes posible. ¡Vamos a darle la vuelta a este mundo como a un calcetín! ¡Bienvenidos al cole, peques.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 10 de septiembre de 2005