El traspaso de Sergio Ramos, tasado en 27 millones de euros, cifra jamás pagada por un jugador español en la Liga, profetizaba su titularidad por la vía rápida. Pavón sabía que sus días en el once estaban contados. Quizá por escrúpulos, el técnico madridista, Vanderlei Luxemburgo, dejó a Ramos en el banquillo y Pavón fue titular ayer contra el Celta. Pero sólo jugó 45 minutos. En la reanudación, tras provocar lo que pareció un penalti -el árbitro lo sancionó así- y recibir amarilla, Ramos debutó con el Madrid a la izquierda de Helguera y él se fue a una clínica con un fuerte dolor en un dedo del pie.
"¡Luxa! ¿Dónde están las bandas?", gritó un aficionado desde el viejo gallinero. El hombre no podía soportar lo que veía en el campo. Más que un cubo mágico, que dijo el entrenador madridista, el dibujo que formaban sus jugadores se parecía al de un embudo. Un embudo truncado por la defensa del Celta, que privó a los delanteros del Madrid de ejercitar toda su magia. Los balones pegaron en Sergio y Contreras, o se marcharon por encima del larguero, por el fondo... Baptista, Ronaldo y Robinho remataron en siete ocasiones. Pero sin efecto. Hasta el penalti que abrió el marcador madridista.
Raúl se quedó fuera del equipo inicial por sufrir una lumbalgia. El capitán arrastraba esta dolencia desde el partido con España ante Serbia. Salió mediada la segunda parte, cuando ya pintaban bastos para el Madrid.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de septiembre de 2005