Entre las novedosas actividades escolares que, gracias a los medios digitales, se han puesto en marcha recientemente, destaca el denominado New World Project (Proyecto del Nuevo Mundo). En él han tomado parte dos escuelas de Irlanda del Norte, una con una composición de alumnos mayoritariamente católica y la otra con predominio protestante. Este curso serán ya 10 los centros implicados.
El trabajo consiste en filmar en vídeo imágenes del museo de Omagh, la ciudad que padeció el último gran coletazo terrorista. Dicho museo alberga un llamativo conjunto documental que reproduce cómo los emigrantes norirlandeses, tanto católicos como protestantes, formaron una próspera y única comunidad en Norteamérica, sin que la división religiosa y política obstaculizase ese anhelo común de prosperidad.
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La tarea escolar, que luego se ve en las pizarras digitales y ordenadores, obliga también a que cada comunidad explique cómo ve a la otra. Los resultados se intercambian a través de la red que conecta toda la comunidad escolar, convirtiéndose así en el ejemplo que las autoridades quieren promover en Irlanda del Norte.
Cuando se le pregunta a Frazer Bailie cuáles son las consecuencias del proyecto educativo digital en una sociedad partida en dos, se pone muy serio y repite: "Comunicación, comunicación, comunicación". Lentamente, la nueva red educativa está logrando poner en contacto a dos colectividades aisladas. "Estamos atacando el problema mayor, la incomunicación", reflexiona el subdirector de la Braniel School.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de septiembre de 2005